Este era el día de nuestro primer aniversario y me había propuesto que encontráramos un sito bonito más o menos cerca de casa.
Fuimos a la zona de «La Encantada» que es una urbanización privada de gente con mucho dinero. Se entra cruzando una garitas de vigilancia con sus respectivas barreras tipo peaje de autopista. Desde allí fuimos caminando rumbo a la playa, la práctica totalidad de las casas tiene unos altos muros que impiden si quiera imaginar qué y quién se esconde tras ellos y de qué se avergüenza. Caminábamos por la calzada porque no hay aceras, no por falta de espacio ya que a ambos lados de la calzada hay uno bonita zona ajardinada no pisable, sino porque la gente rica de Lima se diferencia del resto porque van todo el tiempo en carro, 4×4 enorme a poder ser, y por tanto no usan aceras. De hecho el aspecto de toda la gente que nos cruzamos andando en el camino dentro la urbanización evidenciaba que eran trabajadores y no propietarios de las casas fortificadas de la urbanización. Los propietarios en cambio conducían los 4×4 que pasaban a toda velocidad cómo si no existieras o no te hubieran visto.
Greta ya estaba por desistir y empezaba a estar cansada de ver tanto clasismo, a mi la cosa me llamaba la atención y me tocaba los huevos a partes iguales, pero fui terco e insistí en llegar hasta la playa.
Finalmente el trayecto tuvo su recompensa, llegamos a una bonita playa. En la playa sólo había una parejita más y a pesar de ser pública, en la práctica era privada, ya que la forma más cómoda y rápida para acceder a ella es atravesando la Urbanización y sus medidas de seguridad que sólo dejan paso a vehículos de residentes y a peatones.
Resulta extremadamente curioso como estos pijos redomados desaprovechan la oportunidad de disfrutar de uno de los mejores sitios de Lima a pesar de que lo tienen al lado. Esta playa sería el típico sitio para hacer barbacoas por la noche, montar un chiringuito, pasear, correr, cine en la playa o mil y una cosas más pero la cultura del milloneti Limeño es ir de su maxi casa flipante al Club privado, del Club privado a la mega casa de su amigo y todo ello siendo transportado en un flamante 4×4.
Tor, eres muy grande… pero que sepas que, cuando te leo, me entran unas ganas considerables de zarandearte… ;)
By: Josea on 16 enero, 2014
at 3:46
Sin duda lo has descrito muy bien, yo casi tiro la toalla de ver tantas barreras en aquel lugar pero gracias a tu insistencia decidí continuar y en buena hora porque pude apreciar esa bella playa y disfrutar con la mejor compañía que eres tú…Que lugares más conoceremos en nuestros próximos aniversarios :)
By: Greta on 16 enero, 2014
at 10:44